Hipoacusia
La hipoacusia puede aparecer poco a poco y pasar desapercibida, pero afecta a nuestra comunicación, a la vida social y a la salud emocional. Descubre qué es, cuáles son sus causas, cómo reconocerla y las soluciones más eficaces para volver a escuchar con claridad.
Elena Gil
8/25/20253 min read


Hipoacusia: cuando el mundo baja su volumen y tú no te das cuenta
¿Alguna vez has pensado que la tele suena bajita, que tus amigos murmuran o que los subtítulos ya no son una opción, sino una necesidad? Puede que no sea tu tele, ni tus amigos… Puede que estés experimentando hipoacusia, la pérdida parcial o total de audición.
No te preocupes, no eres la única persona. Vamos a descubrir qué es, por qué ocurre y cómo podemos volver a darle al “play” de la vida con un buen volumen.
¿Qué es la hipoacusia?
La hipoacusia es, básicamente, cuando el oído empieza a “perder piezas” en la melodía de la vida. Algunas notas llegan más bajas, otras se distorsionan y, en ocasiones, desaparecen.
Se presenta en varios tipos:
Hipoacusia conductiva: el problema está en el oído externo o medio, como si el sonido no encontrara el camino correcto hasta el interior.
Hipoacusia neurosensorial: el fallo ocurre en la cóclea o en el nervio auditivo, como si tu auricular favorito se rompiera de repente.
Hipoacusia mixta: cuando se combinan las dos anteriores.
Principales causas
La edad: la presbiacusia (pérdida auditiva con los años) es de lo más común.
Exposición a ruido: conciertos, obras, cascos con música a tope… el oído se cansa.
Infecciones o traumatismos: una otitis mal curada o un golpe fuerte pueden dejar huella.
Medicamentos ototóxicos: algunos tratamientos afectan directamente a la audición.
Factores genéticos: a veces simplemente lo llevamos “de serie” en el ADN.
¿Cómo saber si tienes hipoacusia?
Algunas señales típicas:
Subes el volumen de la tele o el móvil y aún así dices “¿qué?” varias veces.
Te cuesta seguir conversaciones en sitios con ruido de fondo.
Sientes que la gente habla bajito o que las palabras se vuelven confusas.
Terminas agotado después de una charla: escuchar se convierte en un esfuerzo mental.
Si te reconoces en más de una de estas situaciones, puede que tu oído esté pidiendo una revisión.
¿Cómo se diagnostica?
Detectar la hipoacusia requiere un enfoque completo y profesional, porque cada oído tiene su historia. En la Clínica de Audiología Integral Elena Gil utilizamos varias pruebas que nos ayudan a entender cómo escuchas y dónde necesitas ayuda:
Anamnesis: hablamos contigo para conocer tus síntomas, hábitos, historial médico y exposición a ruidos. Es como un primer mapa de tu salud auditiva.
Otoscopia digital: permite ver el interior del oído en tiempo real. Sí, tu oído también tiene “fotografías” de estudio.
Acumetría: pruebas sencillas con diapasones que nos indican posibles pérdidas auditivas y su localización.
Timpanometría con reflejo estapedial: evalúa la movilidad del tímpano y la función de los huesecillos del oído medio, esencial para distinguir tipos de hipoacusia.
Audiometría tonal: mide tu capacidad para escuchar tonos puros en diferentes frecuencias y volúmenes. Es tu “mapa sonoro personalizado”.
Audiometría ósea: detecta si la pérdida se debe al oído interno o a problemas en la transmisión del sonido.
Discomfort: valoramos el nivel de molestia ante diferentes sonidos, para ajustar soluciones a tu comodidad.
Logoaudiometría: evaluamos tu percepción de la palabra hablada y tu capacidad para entender conversaciones.
Estas pruebas, combinadas, nos permiten ofrecer un diagnóstico preciso y adaptar soluciones auditivas que se ajusten a tu vida diaria. Porque escuchar bien no solo es salud: es calidad de vida.
Tratamientos y soluciones
La buena noticia es que la hipoacusia tiene solución en la mayoría de los casos:
Prevención: usar tapones en ambientes ruidosos, bajar un poco el volumen de los auriculares… tu oído lo agradecerá.
Audífonos digitales: dispositivos que no solo amplifican, sino que filtran el ruido, reconocen conversaciones y se adaptan a tu entorno.
Ayudas técnicas: bucles magnéticos, micrófonos y sistemas que facilitan la audición en espacios públicos.
Moldes personalizados: para deportistas, músicos o incluso para dormir sin molestias.
Atención médica: en casos específicos, siempre con la orientación de un especialista.
Vivir con hipoacusia
La pérdida auditiva no es solo un tema de salud, también de calidad de vida. Escuchar mejor significa participar más en las conversaciones, disfrutar de la música, entender los chistes al primer intento… y evitar ese aislamiento silencioso que a veces se cuela sin darnos cuenta.
Conclusión
La hipoacusia no avisa a gritos (irónicamente), pero sus señales están ahí. Detectarla a tiempo y buscar la solución adecuada puede marcar la diferencia entre vivir con el “volumen bajito” o recuperar la banda sonora completa de tu día a día.
En Centro de Audiología Integral Elena Gil estamos aquí para ayudarte a escuchar de nuevo con claridad, cercanía y confianza. Porque cada conversación, cada nota musical y cada “te quiero” merecen sonar como deben: fuertes y claros.
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Telf. 624 228 705


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